El pato mandarín (Aix galericulata) es una especie de pato que se encuentra en Asia Oriental. Es conocido por su plumaje vibrante y colorido, que lo hace muy popular en la avicultura y como ave ornamental.
El pato mandarín es originario de China y Japón, pero también se ha introducido en otras partes del mundo, como Europa y Norteamérica. Habita en zonas pantanosas, humedales y ríos de agua dulce.
Los patos mandarines son aves pequeñas, con un tamaño que oscila entre los 41 y 49 centímetros de longitud. Los machos y las hembras tienen un aspecto muy diferente. Los machos tienen un plumaje llamativo y colorido, con una combinación de colores que incluye el negro, blanco, dorado, naranja y verde. Las hembras, por otro lado, son de color marrón con manchas blancas en las mejillas y el pecho.
Estos patos son omnívoros y se alimentan principalmente de plantas acuáticas, semillas, insectos y crustáceos. Son aves monógamas y se emparejan de por vida. Las hembras hacen nidos en los árboles huecos o en zonas ocultas cerca del agua donde ponen de 9 a 12 huevos.
El pato mandarín ha sido objeto de comercio y cría en cautiverio debido a su belleza y atractivo. Se ha introducido en parques y jardines de todo el mundo, donde se cría con éxito. Sin embargo, en su hábitat natural, sufre la pérdida de hábitat y la caza excesiva, lo que ha llevado a una disminución de su población en algunas áreas.
En general, el pato mandarín es una especie interesante y hermosa que es apreciada tanto en la naturaleza como en entornos humanos, donde se ha convertido en una atracción para los observadores de aves y los entusiastas de la ornitología.
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